lunes, 12 de octubre de 2009

Favor enviar su Hoja de Vida a…


Esta típica frase, localizada al final de muchos avisos clasificados de los diarios, en los cuales se oferta algún empleo o consultoría, representa para el consultor free lance sin trabajo el inicio de un período de esperanza y expectativas y, dependiendo del caso, también el inicio de una de tantas frustraciones que tendrá que afrontar en la búsqueda de un contrato.

Vienen a mi mente en este momento las decenas de Hojas de Vida (también denominadas “Currículum Vitae”, como ustedes bien conocen) que he impreso, enviado por correo convencional y también por correo electrónico en esta continua búsqueda de trabajo. En tiempos de crisis, en esos sobres y documentos virtuales se deposita una gran esperanza…

La gran mayoría de las veces no sabes quién o quiénes analizarán tu información allí registrada, bajo qué criterios, si serán personas con competencias suficientes como para seleccionar el mejor, etc., etc. En todo caso, no queda más que hacer fuerza y rogar a los santos de tu devoción que valoren tus muchos años de estudios, tu trajinar laboral por aquí y por allá en trabajos relacionados, y no te dejen a un lado por algún “pana” o amiga que ya se palanqueó el contrato de antemano.

Si tienes suerte y te contactan el siguiente paso es la entrevista, y ahí sí que uno se encuentra con el “folklore nacional”… En las famosas entrevistas me he encontrado con entrevistadores de todo tipo: desde funcionarios y funcionarias muy amables que te ofrecen un café o agua aromática, hasta una mujer que parecía una momia, por lo fea y agria, que no mostró ninguna reacción durante los 15 minutos de entrevista, aunque su compañero sí sonreía y festejaba cualquier anécdota de mi parte. Hace poco me enteré que aquella mujer ocupa un puesto directivo que tiene que ver con seguridad pública…

Los momentos previos traen su dosis de tensión, no hay qué negarlo. En general, los “entrevistadores” son gente que pregunta solamente lo básico, lo que tiene que ver con tu formación académica y experiencia laboral en el tema de la consultoría o potencial empleo, pero también hay los que te preguntan más detalles de tu vida y adaptabilidad a ambientes laborales singulares. Alguna vez, en una fundación ambientalista bastante conocida en Ecuador me entrevistaron 5 personas y de entrada me inquirieron sobre cuál creía yo que era “mi principal defecto” ☹?.

“Nosotros le llamaremos”, es la frase prefabricada que cierra el proceso convocatoria-entrevista y da paso, igualmente, a otro período de expectativa e incertidumbre, que de culminar con un “sí” resolverá temporalmente tu necesidad de trabajo, de hacer lo que te gusta y te realiza como profesional y como persona. Si la llamada telefónica que le sucede, o un e-mail“ de agradecimiento por participar en el proceso de selección”, vienen acompañados de noticias negativas no quedará más que asimilar el golpe y volver a los avisos clasificados de los periódicos, a la internet, a las llamadas telefónicas a los amigos y conocidos, en fin, a un círculo vicioso que hay que aprender a manejar, sin duda.

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