jueves, 29 de julio de 2010

Tips para Evaluación de Proyectos Sociales (I)

Uno de los campos más interesantes y demandados en consultoría social freelance es el de evaluación de proyectos. Y, la verdad sea dicha, creo que sobre este tema he realizado la mayor parte o al menos un 50% de mis consultorías en Ecuador.

La primera vez que en una ONG me pidieron que realizara la evaluación de un proyecto estaba un tanto preocupado pues, francamente, no tenía una idea muy concreta de la metodología y herramientas de investigación-evaluación a utilizar. Así que, el primer paso acertado que di fue revisar un texto sobre evaluación de proyectos sociales, editado por alguna agencia de cooperación para el desarrollo internacional, que me dio “luces” sobre lo que significaba, para que servía este proceso, y alguna referencia (listado) de herramientas que a las que se podía recurrir, para hacer de la evaluación algo técnico y objetivo.

Algo que siempre recuerdo del texto mencionado es que señalaba algunos pretextos que esgrimen algunas organizaciones que ejecutan proyectos sociales para que no su implementación no sea evaluada. Algunos se dicen, o decían abiertamente, sobre todo en los años setenta, y otros sólo se mencionaban “dentro de casa”… 

He aquí algunos de ellos:

•    No tenemos tiempo y estamos muy ocupados como para realizar una evaluación.
•    Nosotros mismo podemos hacerlo, y no hace falta una evaluación externa.
•    Un consultor externo no conoce nuestra organización y nuestro proceso, y mal puede evaluarnos.
•    Es un proceso que demanda recursos económicos que no disponemos.
•    Ya lo hemos hecho periódicamente a nivel institucional y no hace falta invertir tiempo y dinero en evaluaciones externas.

La verdad que subyace en la mayoría de estas afirmaciones es el temor a ser evaluados, en gran medida porque la concepción tradicional de la evaluación es que es algo similar a una auditoria que puede arrojar resultados negativos en perjuicio de la institución u organización. Está claro que no hay nada más lejano a la realidad, porque el proceso evaluatorio no es una auditoria para descubrir ineficiencias o malos manejos económicos que podrían ser sancionados.

Y bueno, felizmente este prejuicio se ha ido disipando progresivamente a partir de que el seguimiento y la evaluación constituyen un componente obligado de la planificación y gestión de un proyecto, exigido por los auspiciantes nacionales e internacionales.

La evaluación constituye, en términos generales, un proceso participativo conducente a identificar la pertinencia, eficiencia y eficacia de un proyecto en relación a sus objetivos, resultados y actividades programados, en el afán de fortalecerlo o realizar ajustes (si es una evaluación intermedia) o de hacer un balance de su ejecución y definir lecciones aprendidas que pueden ser valiosas para la implementación de futuros procesos.
Próxima entrega: Tips para evaluación participativa de proyectos sociales (II).